y tú a quién conoces?

Hoy quiero compartir con vosotros una pequeña historia que he leído y me ha encantado.

Trata sobre nuestras vivencias, porque… ¿realmente vivimos lo que celebramos? Muchas veces hacemos celebraciones muy bien preparadas, muy bien decoradas, hasta diría… muy bien cantadas, pero… vividas??

Aquí os dejo el texto, a ver qué os sugiere a vosotros. Como siempre, espero que os guste y os toque en algo...

SALMO 22

 

“Al final de una cena en un castillo inglés, un famoso actor de teatro entretenía a los huéspedes declamando textos de Shakespeare.

Después se ofreció a que le pidieran alguna pieza extra. Un tímido fraile preguntó al actor si conocía el salmo 22.

El actor respondió: ‘Sí, lo conozco, pero estoy dispuesto a recitarlo con una condición; que después lo recite usted’.

El fraile se sintió un poco incómodo, pero accedió.

Buen PastorEl actor hizo una bellísima interpretación, con una dicción perfecta: ‘El Señor es mi Pastor, nada me falta…’ Al final, los huéspedes aplaudieron vivamente.

Llegó el turno al fraile, que se levantó y, tras un momento de silencio y cerrando los ojos, recitó lentamente las mismas palabras del Salmo. Esta vez, cuando terminó, no hubo aplausos, sólo un profundo silencio y el inicio de lágrimas en algún rostro.

El actor se mantuvo en silencio unos instantes, después se levantó y dijo: ‘Señoras y señores, espero que se hayan dado cuenta de lo que ha sucedido esta noche: yo conocía el Salmo, pero este hombre conoce al Pastor”.

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Y nosotros… conocemos el Salmo o al Pastor? A mí el cuentecillo me ha hecho pensar en la cantidad de veces que, en las celebraciones en las que participo, me conformo con conocer el Salmo, la Canción, la respuesta…. y me olvido de tomar un momento de silencio, cerrar los ojos y buscar al Pastor.

 

tomado de: http://odresnuevos.wordpress.com/2012/08/21/salmo-22/

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